domingo, 20 de mayo de 2012

NICOLÁS Y PEDRO Y EL LOBO

Click to play this Smilebox slideshowCreate your own slideshow - Powered by SmileboxThis free slideshow customized with Smilebox">

DIBUJOS DE NUESTRA GALLINA MARCELINA

Click to play this Smilebox slideshowCreate your own slideshow - Powered by SmileboxThis slideshow design personalized with Smilebox">

PEDRO Y EL LOBO EN LECTURA

¿Hasta donde puede llegar y llevar una mentira?

Érase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo paseando y cuidando de sus ovejas en el campo de un pueblito. Todas las mañanas, muy tempranito, hacía siempre lo mismo. Salía a la pradera con su rebaño, y así pasaba su tiempo.
Muchas veces, mientras veía pastar a sus ovejas, él pensaba en las cosas que podía hacer para divertirse. Como muchas veces se aburría, un día, mientras descansaba debajo de un árbol, tuvo una idea. Decidió que pasaría un buen rato divirtiéndose a costa de la gente del pueblo que vivía por allí cerca.
Se acercó y empezó a gritar: - ¡Socorro, el lobo! ¡Qué viene el lobo! La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano, y se fue a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron allí, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor, que se deshacía en risas por el suelo. Los aldeanos se enfadaron y decidieron volver a sus casas. Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que se puso a repetirla. Y cuando vio a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar: - ¡Socorro, el lobo! ¡Que viene el lobo!
Niño pastor: Pedro y el lobo
La gente, volviendo a oír, empezó a correr a toda prisa, pensando que esta vez sí que se había presentado el lobo feroz, y que realmente el pastor necesitaba de su ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riéndose de ver cómo los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enfadados con la mala actitud del pastor, y se fueron enojados con aquella situación.
A la mañana siguiente, mientras el pastor pastaba con sus ovejas por el mismo lugar, aún se reía cuando recordaba lo que había ocurrido el día anterior, y no se sentía arrepentido de ninguna forma. Pero no se dio cuenta de que, esa misma mañana se le acercaba un lobo. Cuando se dio media vuelta y lo vio, el miedo le invadió el cuerpo. Al ver que el animal se le acercaba más y más, empezó a gritar desesperadamente: - ¡Socorro, el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Qué se va a devorar todas mis ovejas! ¡Auxilio! Pero sus gritos han sido en vano. Ya era bastante tarde para convencer a los aldeanos de que lo que decía era verdad. Los aldeanos, habiendo aprendido de las mentiras del pastor, de esta vez hicieron oídos sordos.
¿Y lo qué ocurrió? Pues que el pastor vio como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, mientras él intentaba pedir auxilio, una y otra vez: - ¡Socorro, el lobo! ¡El lobo! Pero los aldeanos siguieron sin hacerle caso, mientras el pastor vio como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras tantas para la cena, sin poder hacer nada, absolutamente. Y fue así que el pastor reconoció que había sido muy injusto con la gente del pueblo, y aunque ya era tarde, se arrepintió profundamente, y nunca más volvió burlarse ni a mentir a la gente.

PEDRO Y EL LOBO

LLEGA EL CUENTO SINFÓNICO DE PEDRO Y EL LOBO

SOFÍA Y SU MAMÁ

Click to play this Smilebox scrapbook
Create your own scrapbook - Powered by Smilebox
Free digital scrapbooking design created with Smilebox

LECTURA DE LA GALLINA MARCELINA

Había una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy grande, en medio del campo.
En el establo vivían las vacas y los caballos; los cerdos tenían su propia cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba de todos los animales. Un día la gallinita roja, escarbando en la tierra de la granja, encontró un grano de trigo.
La gallina roja

El valor del esfuerzo

Pensó que si lo sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus amigos.
-¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita.
Y así, Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo y al cabo el trigo creció y maduró, convirtiéndose en una bonita planta.
-¿Quién me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina.
Y la gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló muy cansada a sus compañeros:
-¿Quién me ayudará a trillar el trigo?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo trillaré yo.
Estaba muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:
-¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina.
Y con la harina hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada, muy tranquilamente preguntó:
- Y ahora, ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.
-¡Yo, yo! dijo el pato.
-¡Yo, yo! dijo el gato.
-¡Yo, yo! dijo el perro.
-¡Pues NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina. Me la comeré yo, con todos mis hijos.
Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.

 


 

LA GALLINA MARCELINA PARA COLOREAR

CANCIÓN DE NUESTRA GALLINA

LA GALLINA MARCELINA EN IMÁGENES

LA GALLINA MARCELINA CON MARIONETAS

IRENE Y SU MAMÁ CON LA CENICIENTA

Click to play this Smilebox slideshow
Create your own slideshow - Powered by Smilebox
Customize a digital slideshow

CENICIENTA ENCUENTRA SU ZAPATO

ZAPATITO DE CRISTAL EN LA ESCALERA

CENICIENTA Y EL PRÍNCIPE

CENICIENTA PARA COLOREAR

RELATO DE LA CENICIENTA

La CenicientaFauna

Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.estrella

Un día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.

- Tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.

estrella Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.

- ¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina. estrella

- No te preocupes -exclamó el Hada-. Tu también podrás ir al baile, pero con una condición, que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven.

Hada

La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile, el Rey quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntaban quién sería aquella joven.

En medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las doce.

- ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó-.

Flora

Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su huída un zapato, que el Rey recogió asombrado.

Para encontrar a la bella joven, el Rey ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito.estrella

Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba perfecto.

Y así sucedió que el Príncipe se casó con la joven y vivieron muy felices.

estrellaFIN estrella


CENICIENTA PARA COLOREAR

En el baile...

Muñeca de Cenicienta.

Cenicienta llega ante nosotros/as.

See full size image

AHORA LA CENICIENTA...

domingo, 13 de mayo de 2012

AHORA EL GIGANTE EGOÍSTA

PINOCHO NOS DICE ADIÓS...

SAMUEL Y PINOCHO

Click to play this Smilebox scrapbook
Create your own scrapbook - Powered by Smilebox
Another free digital scrapbooking design by Smilebox

Poesía Pinocho

Escuchamos "Pinocho"

Cantando llega nuestro Pinocho

La lechera con María

Click to play this Smilebox slideshow
Create your own slideshow - Powered by Smilebox
This free slideshow made with Smilebox

Ahora leemos "La lechera"

LA LECHERA
Iba alegre la lechera camino del mercado. Con paso vivo, sencilla y graciosa, sostenía sobre su cabeza un cántaro lleno de leche. Ese día se sentía realmente feliz y a medida que se iba acercando al pueblo, su dicha aumentaba.¿Por qué? Porque la gentil lechera caminaba acompañada por sus pensamientos y con la imaginación veía muchas cosas hermosas para el futuro.
"Sí-pensaba-.Ahora llegaré al mercado y encontraré en seguida comprador para esta riquísima leche. Sin duda, han de pagármela a buen precio, que bien lo vale.
"En cuanto consiga el dinero, allí mismo compraré un canasto de huevos. Lo llevaré a mi cabaña y de ese montón de huevos, lograré sacar , ya hacia el verano, cien pollos por lo menos. ¡Ah, que feliz me siento de pensarlo solamente! Me rodearán esos cien pollos piando y piando y no dejaré que se le acerque zorra ni comadreja enemiga.
"Una vez que tenga mis cien pollos, volveré al mercado. Y entonces, entonces...los venderé para comprar un cerdo.
"Sí, un cerdo, no muy grande, un lechoncito rosado. ¡Ya me encargaré yo de cebarlo! Crecerá y se pondrá gordo, porque estará bien alimentado con bellotas y castañas. Será un cerdo enorme, con una barriga que ha de arrastrarse por el suelo. Yo lo conseguiré."
Siguió la lechera su camino, sonriendo ante la idea de ser dueña de tan robusto animal. ¿Que haría? Lo pensó un instante. Y otra vez una sonrisa de felicidad iluminó su linda carita.
"Claro está. Ya se lo que me conviene. Ese cerdo magnífico bien valdrá un buen dinero. ¡Con él me compraré una vaca! ¡Una vaca y ...un ternero! ¡Ah, que gusto ver al ternerito saltar y correr en mi cabaña!"
Ya se imaginó la lechera correteando junto al ternerito. Y al pensarlo, río alegremente a tiempo que daba un salto.¡Hay cuanta desdicha siguió a su alegría! Al dar el salto , cayó de su cabeza el cántaro que se rompió en mil pedazos.
La pobre lechera miró desolada cómo la tierra tragaba el blanco líquido. Ya no había leche, ni habría pollos, ni cerdo, ni vaca, ni ternero. Todas sus ilusiones se habían perdido para siempre, junto con el cántaro roto y la leche derramada en el camino.


Expo Todo Infantil

Nuestra lechera...